Nos encontramos inmersos en un proceso fascinante a la par que inquietante. La inteligencia artificial ha llegado para quedarse y ha entrado como elefante en una cacharrería en algunos sectores en los que, hace algunos pocos años, nunca hubiéramos pensado que estaría.
Recuerdo haber comentado en un pasado no tan lejano que, en mi condición de creativo, estaba a salvo de algoritmos matemáticos, destinados a transformar trabajos mecánicos y/o repetitivos como los de las grandes cadenas de montaje. Pero… oh! vaya… en los últimos meses han surgido varias IAs capaces de competir e incluso ganar premios de arte.